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Depresión

El 13 de enero es el día mundial de la depresión, pero, ¿sabemos qué es?

La depresión es una enfermedad multifactorial que se caracteriza por un trastorno del estado de ánimo prolongado en el tiempo. La persona es incapaz de sentir emociones positivas y de disfrutar, tiene falta de energía y vitalidad, así como desinterés.

Una depresión no debe confundirse con un estado pasajero de tristeza. La enfermedad se produce cuando ese sentimiento de tristeza aparece de manera desproporcionada después de un hecho concreto, aunque también puede ocurrir sin un estímulo que lo desencadene o a consecuencia de tomar algún medicamento.

A menudo la persona que padece depresión tiende a querer encontrar una explicación a lo que le pasa («¿por qué me ocurre?», «¿por qué a mí?») y trata de convencerse pensando que tienen relación directa con un origen concreto (problemas económicos, falta de entendimiento con los hijos, etc.), cuando, en realidad no siempre es tan sencillo.

La prevalencia de los trastornos depresivos se sitúa hasta en un 10% de la población adulta, y alcanza el 15% en personas mayores. En mujeres es el doble de frecuente que en hombres y se ha visto que el 75% de los pacientes con ingresos bajos no la tratan correctamente.

Clasificación

Los episodios depresivos se clasifican, en función de los síntomas y su gravedad en:

Depresión leve: la persona puede seguir desarrollando su vida con total normalidad, pero presenta dos de los siguientes síntomas:

  • Humor depresivo durante más de 2 semanas
  • Pérdida de interés o incapacidad de disfrutar de actividades que antes le gustaban
  • Falta de vitalidad o fatiga

Depresión moderada: la persona puede realizar actividades cotidianas pero con alguna dificultad. Además de presentar 2 síntomas del cuadro leve, presentará cuatro de los siguientes síntomas:

  • Pérdida de confianza
  • Sentimientos de inferioridad
  • Reproches a sí mismo
  • Pensamiento de muerte o suicidio
  • Falta de concentración
  • Alteraciones del sueño

Depresión grave: cuando la persona presenta los 3 síntomas característicos del cuadro leve y 5 del cuadro moderado. Este tipo de pacientes deben ser controlados de forma constante ya que presentan pensamientos de suicidio recurrente, tienen una situación emocional ligada a esa angustia, presentan pérdida de autoestima y sentimientos intensos de culpa.

¿Cuándo acudir al médico?
Es necesario acudir al profesional cuando los síntomas de tristeza, apatía y desgana se prolongan más de 2 semanas.

En el tratamiento farmacológico se emplean los llamados antidepresivos. La elección de los fármacos adecuados a cada paciente dependerá de la valoración clínica del médi­co. Es importante que la medicación se tome diariamente y se tenga en cuenta que la mejoría de los síntomas puede tardar entre dos y cuatro semanas en aparecer, por lo que no se debe abandonar el tratamiento sin hablar con el médico antes. Como cualquier medicación, los antidepresivos pueden tener efectos adversos, la mayoría de las veces son temporales, pero algunos como la boca seca o el estreñimiento se pueden cronificar. En ese caso, en la farmacia tenemos soluciones que conseguirán que lleves una vida totalmente normal. Estamos para ayudarte y aconsejarte, no dudes en pasar por la farmacia para preguntar cualquier duda que tengas.

También existen otros tratamientos, como la fitoterapia, que es útil sobre todo en etapas iniciales o en procesos naturales de desánimo.

CONSEJOS HIGIÉNICO-DIETÉTICOS

  • No tomar decisiones importantes, pero sí pequeñas decisiones del día a día
  • Tener un hobbie
  • Tratar de dormir las horas necesarias.
  • Afrontar el problema y pensar qué es lo que puede solucionarlo.
  • Siempre mantener una actitud positiva.
  • Prevenir el estrés innecesario, sin marcarse retos inalcanzables.
  • Luchar por mantener los afectos familiares y ampliar la red social para tratar de sentirse mejor e impedir el aislamiento.

CONSEJOS PARA FAMILIARES Y CUIDADORES

  • Entender esta enfermedad requiere un diagnós­tico y un tratamiento adecuado por parte del profesional sanitario.
    • No es suficiente con la voluntad; se necesita una ayuda profesional.
    • Los consejos no son recomendables, tampoco las órdenes. No ayuda tratar de dar instrucciones a los pacientes sobre qué se debe hacer o cómo hacerlo («tienes que», «levántate», «tendrías que»…).
    • Transmitir a la persona el entendimiento y la tranquilidad de que conse­guirá superar la enfermedad con ayuda.
    • El apoyo debe realizarse desde la distancia, tratando de evitar que el pa­ciente se sienta agobiado o invadido, siempre con delicadeza y compren­sión.
    • Mantener una actitud positiva y abierta; la escucha y la motivación son fundamentales para aliviar el sufrimiento.
    • No siempre es adecuado tratar de forzar un cambio de vida con unas vacaciones, un cambio de trabajo o huyendo del problema; esto po­dría empeorar la situación.

SIGNOS DE ALARMA EN LA DEPRESIÓN

Si se percibe un riesgo de suicidio, debe abordarse la situación desde todos los ámbitos (familiar, profesional…), tratando de romper el aislamiento de la persona y mostrarle lo importante que es para todos los que le rodean y le quieren. Atentos a las siguientes acciones de alarma:

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